LA FIESTA DEL SOL

LA FIESTA DEL SOL

Por: Nidya Pesántez C. (GAMMA)
Fecha: 21 de junio, 2005

En medio de una isla del lago Titicaca, en una inmensa roca de arenisca, nació el Sol. El origen del astro rey, según cuenta el mito, bautizó a este pedazo de tierra como la Isla del Sol. Y fue precisamente en este lugar cuando el dios astro eligió a los Incas como su descendencia.

Según los conocedores de la tradición andina, el Sol no es el Dios supremo de los pueblos que habitaron los Andes del Abya-Yala, es un dios de conexión, un dios que mantiene unida a la humanidad con su creador. Nos cuenta la leyenda que el dios creador estuvo siempre cerca de su obra, viviendo en unidad con ella, pero un día, cuando vio que su misión se había cumplido, el dios decidió que era tiempo de partir y fue a vivir en el cosmos, se fundió con el infinito universo. Entonces, los seres humanos buscaron una forma de mantenerse cerca de él y surgieron los dioses que los conectaban con el Todo: el Sol , la Luna, los Astros…

Entre todos los dioses de conexión se pensó que el hijo predilecto del gran Pachacamac era el sol por su poder y por su ser imprescindible: el sol que genera luz, el sol que provee de calor, él, que irradia energía y que posibilita la vida de todos los seres vivientes en este Caypacha (el mundo real en el que habita el presente). El sol marcaba para los pueblos andinos el vértice en la organización de su vida, por ello los solsticios y los equinoccios eran los momentos más importantes en la tradición; de hecho, a pesar de que las celebraciones del sol trataron de ser disueltas con la invasión española y con la imposición de una nueva religión y de nuevas celebraciones, las fiestas de los solsticios del 21 de junio y del 21 de diciembre se mantienen, y hoy, cada vez con más fuerza el sentimiento del Inti Raymi y del Kapak Raymi están presentes.

En las fiestas del Inti Raymi (junio) y del Kapak Raymi (diciembre), el sol alcanza su máxima distancia de la tierra, por ello, a estas celebraciones se las conocía también como el Inti-ñan o el Inti-guatana, que significan la ceremonia de protección del Padre Sol o del Tata Inti. Cuentan los descubrimientos históricos y antropológicos que el sentido de estas celebraciones era mantener la generosidad de la deidad solar, generosidad que permitía la germinación y maduración de los frutos que nacen de la Pachamama; la celebración conectaba al dios sol con sus hijos e hijas que le pedían que no se aleje más y que mantenga su poder luminoso con la diosa que nos dio la vida, la Pachamama.

Los pueblos originarios de este continente Abya-Yala, crearon formas de relacionarse con los elementos fundamentales del planeta y desarrollaron ritos que, como las fiestas del sol, apuntaban a mantener el equilibrio en la red cósmica. Hoy, hemos olvidado y despreciado todo, hemos embotado nuestros sentidos con los espejitos del sistema y, cada día, dejamos pasar la oportunidad de reconectarnos con la red de la vida.

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